En la ciudad hay descontento social,
Hay tráfico y ebriedad,
Hay espacios disponibles
Y cuatro millones de pulgares oponibles,
Hay afiches de parásitos y completa levedad,
Hay ruteros exaltados y amores de un instante,
En el bus te venden desparasitantes e imparable se extiende el mercado,
Entre callejuelas impenetrables,
de olores amargos e historias impensables,
Incontables veces he visto llorar las esquinas,
De reflejos del sistema y la venta de cocaína,
Los árboles se encienden a las seis
Y la ciudad gradualmente se vuelve caos,
Aquí vamos los esclavos,
Caminando de lado a lado,
Como un metrónomo derruido que alterna entre la vida y la muerte,
Entre la redención y el precipicio,
Y es que es un suplicio para los que viven al norte de este mapa,
Que muy tristemente llamamos Managua.
Lucho el loco.
Managua, capital de días quemantes.
28/sept/16